USO denuncia en el manifiesto del 8M las desigualdades laborales y exige igualdad salarial, corresponsabilidad en los cuidados y entornos laborales libres de violencia
En el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, alzamos la voz para denunciar las desigualdades que persisten en el mercado laboral. Somos mujeres trabajadoras, sindicalistas y feministas, que venimos a cambiar las reglas que nos condenan a condiciones de desigualdad y nos hacen enfrentar barreras por el hecho de ser mujeres. Este día es un llamamiento a la acción, la reflexión y la transformación, porque sin nosotras, el trabajo se detiene.
En España, las mujeres sufrimos una tasa de paro del 11,83 %, frente al 9,53 % de los hombres, lo que evidencia cómo el hecho de ser mujeres nos expone a mayores condiciones de desempleo. Además, somos mayoría en sectores clave como la educación, la sanidad, el trabajo doméstico, los cuidados y el comercio, sectores marcados por la precariedad, salarios bajos y condiciones laborales inestables.
La brecha salarial ronda el 20 %, lo cual nos deja claro que, a día de hoy, la regla para las mujeres es “A igual trabajo, menor salario”. Esta injusticia no solo afecta nuestras economías personales, sino que también condiciona nuestras pensiones, aumentando el riesgo de pobreza en la vejez.
El trabajo de cuidados, esencial para la vida y la economía, recae mayoritariamente sobre nosotras. El 84,37 % de las excedencias por cuidados siguen siendo solicitadas por mujeres. Cuidamos de hijos e hijas, personas mayores, enfermas o dependientes. Los cuidados son un trabajo no remunerado y poco valorado que sostiene el sistema. Sin embargo, no se reconoce ni se redistribuye. La falta de políticas públicas integrales que pongan en el centro los cuidados y la ausencia de corresponsabilidad masculina, nos obliga a asumir dobles o triples jornadas.
Aunque hemos avanzado en igualdad, persisten barreras como el techo de cristal. En puestos de dirección y toma de decisiones, nuestra presencia es insuficiente. Esto no es casual, sino resultado de un sistema patriarcal que nos excluye y perpetúa estereotipos de género. Es hora de romper este techo y construir un mercado laboral donde las mujeres tengamos las mismas oportunidades de liderar y decidir.
La violencia machista también está presente en el ámbito laboral, y el acoso sexual y por razón de sexo es una realidad que muchas enfrentan, pero que sigue invisibilizada. Las prácticas sexistas, los sesgos conscientes e inconscientes en las políticas empresariales, las desigualdades salariales son constantes y, en ocasiones, parecen inamovibles.
Este 8 de marzo decimos basta
Basta de precariedad, brechas y exclusiones. Las mujeres somos la mitad de la población y de la fuerza laboral. Sin nosotras, el trabajo se detiene. Por eso, exigimos:
- Igualdad salarial y condiciones dignas: no más brechas ni temporalidad forzosa. Queremos trabajos estables, bien remunerados y con derechos.
- Corresponsabilidad en los cuidados: los hombres y el Estado deben asumir su parte. Necesitamos servicios públicos de calidad y permisos efectivos, no ineficaces como el permiso parental no remunerado.
- Representación y liderazgo: queremos estar en los espacios de decisión. Es hora de romper el techo de cristal y construir un mercado laboral inclusivo.
- Erradicación de la violencia machista: no toleraremos más acoso ni discriminación. Exigimos entornos laborales seguros y libres de violencia.
- Planes de igualdad reales, eficientes e implantados. No basta con la negociación de un plan de igualdad, necesitamos que se cumplan y, para ello, urgen garantías de supervisión por parte de las autoridades.
- Reiteramos la necesidad de fortalecer a la Inspección de Trabajo en materia de igualdad.
Desde la Unión Sindical Obrera hacemos un llamamiento a la acción colectiva. Es hora de transformar la realidad laboral de las mujeres. Juntas somos imparables.
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