Durante el mes de marzo, el mercado de trabajo en España ha continuado creando empleo precario. El número de desempleados inscritos ha descendido en 58.216 personas, situando el paro registrado en 4.094.770 personas. La Seguridad Social ganó el mes pasado 138.086 afiliados, alcanzando la cifra oficial de 17.305.798 cotizantes ocupados.
El descenso del desempleo con respecto al mismo mes del pasado año es sustancialmente menor, y esta es una tendencia que viene repitiéndose desde hace 6 meses con lo que queda claro que la creación de empleo –en cotas máximas de precariedad y temporalidad-, está experimentando un proceso de estancamiento.
Este descenso del desempleo ha coincidido con la festividad de la Semana Santa y con la creación de gran número de empleos temporales para cubrir la demanda de personal fruto del turismo. Sin embargo, la incidencia de ésta en la creación de empleo ha sido menor, lo que refleja la paralización del mercado de trabajo.
A la estacionalidad y precariedad del empleo creado en marzo, hay que reseñar el aumento de la brecha de género. Si el desempleo masculino ha bajado este mes en 26.999, el femenino se ha incrementado en 31.217 mujeres. Comparando con el año anterior, la distancia entre hombres y mujeres crece: el paro masculino ha bajado un 10,40%, mientras el femenino lo ha hecho en un 5,9%.
El número de contratos ha seguido creciendo en este mes, pero la temporalidad aún es muy alta. El 90% de los contratos firmados en marzo han sido temporales. Un total de 971.000 españoles han firmado 1,3 millones de contratos temporales en este período. Y esta temporalidad y precariedad en la contratación trae consigo unas cotizaciones bajas que seguirán lastrando el futuro de las pensiones. Es especialmente relevante el hecho de que los ingresos por cotizaciones crecen menos de la mitad que las altas de trabajadores.
Desde USO continuamos destacando la continua caída de la cobertura del sistema de protección por desempleo, que en febrero descendió el 1,7% con respecto a 2015. Cada vez hay más personas desprotegidas, que necesitan de una intervención social justa y efectiva pero que, sobro todo, necesitan un empleo con el que salir adelante.
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