Sobre las informaciones publicadas de la huelga en AENA y ENAIRE, los sindicatos más representativos que forman la Coordinadora Sindical Estatal manifiestan:
– La huelga aún no está convocada. El documento registrado el pasado, 16 inicia la mediación previa que supone una nueva oportunidad de evitar el conflicto. En cuanto a la nota de prensa de AENA y ENAIRE, no sólo no hay ningún acuerdo para aplazar la reunión del órgano de mediación (CIVCA), sino que su convocatoria corresponde a la empresa, y los sindicatos velaremos por el cumplimiento de los plazos legales previstos en el Convenio Colectivo.
– El 21 de agosto hubo una reunión sin presencia ministerial. Habrá otra el próximo día 29 ya con El Ministerio de Fomento y a la que los sindicatos hemos exigido que asista el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
– Las soluciones no están en AENA y ENAIRE. Las tendrá Fomento, Administraciones Públicas, o Turismo, pero el Gobierno no debería seguir paseando el problema entre ministerios como hace desde mayo.
– Hay que recordar que ENAIRE y AENA contratan y adjudican servicios según las instrucciones del Gobierno, como en la seguridad privada de El Prat. La entidad carece de autonomía para otra cosa, como no la tiene para sus salarios y su plantilla. El desencadenante de este conflicto es la decisión política de bajar las tasas que suponen el principal ingreso del único servicio público estratégico que se autofinancia sin coste para los presupuestos desde su creación en 1991. Fomento está renunciando a 350 millones anuales de ingresos en favor de las compañías aéreas. Ni más, ni menos.
Lo hace con el argumento propagandístico de bajar el precio de los billetes de avión, que han subido casi un 7%, como habían advertido los expertos del sector.
Esa elevada cantidad no repercute en los viajeros, ni en los ciudadanos reduciendo el déficit público o la deuda. La reclamación de los trabajadores de AENA y ENAIRE es tan sencilla como que si las cuentas permiten ese trasvase de dinero público a empresas privadas, una mínima parte de ese importe debe llegar a quienes con su trabajo, subiendo la productividad casi un 20%, consiguen esos beneficios.
La solución a un conflicto de enormes consecuencias es tan simple como la voluntad política de adoptarla. Puede hacerse en el marco presupuestario vigente, que ya tiene previstas medidas extraordinarias relativas al rendimiento y la eficiencia, y está conforme a otras excepciones que ya se aplican en el sector público, por ejemplo en el propio Ministerio de Hacienda.
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