La Cumbre del Clima, convocada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reunió ayer en Nueva York, a más de un centenar de Jefes de Estado y de Gobierno con el objetivo de mostrar su voluntad de cambio en torno al grave problema del cambio climático. La mayoría de los países representados reconocieron la insuficiencia de las medidas impulsadas desde sus gobiernos para frenar el calentamiento global, asumiendo la necesidad urgente de nuevas propuestas. Sin embargo, la ausencia de acciones concretas sigue siendo la tónica general.
Desde USO vemos con frustración como se van dilatando de cumbre en cumbre la toma de decisiones y la adopción de medidas a nivel global para intentar paliar las terribles consecuencias de un proceso de cambio climático cada vez más irreversible. Esta cumbre se convocó con el objetivo de que los compromisos que cada país anunciara se reflejaran en la negociación del nuevo tratado sobre el cambio climático, que comienza en diciembre de este año en Lima y que deberá cerrarse 12 meses después en París.
Esperemos que en este proceso de negociación se consiga la participación de China, que no ha asistido a la cita de Nueva York y que es el primer emisor mundial de carbono, seguido por Estados Unidos, y que ha aumentado de forma alarmante las emisiones de gases invernadero durante 2013.
Además de expresar sus compromisos, desde USO exigimos que los países con capacidad para hacerlo, garanticen el aporte total de 15.000 millones de dólares para el Fondo Verde para el Clima en 2015 y propongan vías para cumplir su compromiso de aumentar esta cantidad hasta los 100.000 millones en 2020. Asímismo, creemos que España debe cambiar su estrategia energética, sólo, de esta forma, el país podrá completar la revolución renovable que llegó a liderar y quedó bloqueada con la actual reforma energética.
De esta Cumbre de Nueva York, que con una duración de un día tampoco eran de esperar grandes avances, se puede destacar entre las escasas iniciativas puestas en marcha la creación del Compact of Mayors, un grupo integrado por cerca de 200 ciudades mundiales que voluntariamente se comprometen de forma colectiva a reducir las emisiones por un valor equivalente al 50% del uso de carbón en todo el mundo. También ha nacido una alianza similar en el sector del transporte, con el objetivo de desarrollar tecnologías que permitan aumentar la flota de vehículos eléctricos o para aumentar la eficiencia energética del ferrocarril y la aviación.
Y es que, como ha defendido recientemente Bernadette Ségol, secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos, en un artículo publicado en Euractiv.com, “de acuerdo con el Eurobarómetro, nueve de cada diez europeos consideran el cambio climático un problema grave o muy grave”, por lo que “se necesitan acciones para asegurar que el crecimiento económico no conlleve un mayor consumo energético”. Ségol destaca también en su artículo la necesidad de que los líderes europeos actúen a favor de los ciudadanos, teniendo en cuenta los mensajes que desde las esferas científicas instan a los países a apostar por las energías renovables.
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