- Seis meses después de la llegada del coronavirus, siguen tomándose decisiones provisionales, sin un plan de empleo
- Los ERTE afrontan otra incertidumbre en su prórroga
Los datos del paro de agosto retratan en un solo vistazo todos los grandes males que arrastra el mercado laboral español y que el covid-19 ha puesto más en evidencia que nunca. España afronta un otoño incierto en todos los ámbitos con casi 4 millones de parados y la economía de las autonomías más dependientes del turismo sin margen de maniobra, totalmente devastada.
El paro ha subido al finalizar agosto en 29.780 personas, un 0,79%, que supone el 24,04% de aumento si miramos las cifras de 2019. El tradicional alivio estival este año ha dado negativo y el empleo se calza la mascarilla permanente: no respira.
“Aceptando que marzo nos pilló a todos desprevenidos e incluso aceptando que muchas de las decisiones fueran tomándose sobre la marcha, seis meses después no podemos seguir hablando de parches y políticas provisionales. El muro de contención de los ERTE, que vuelve a afrontar la incertidumbre de una prórroga, no puede ser la única medida laboral a corto y medio plazo. El progresivo cambio de modelo productivo que debió acometerse hace años ahora debe ser exprés, y se han perdido para ello los meses más benévolos desde el punto de vista sanitario”, lamenta Joaquín Pérez, secretario general de USO.
“Los vaivenes del inicio del curso escolar son un buen símil para el inicio del curso laboral: cada cual remando hacia donde considera, con improvisación y sin sentar las bases de un modelo estable. Los fondos europeos se anunciaron a bombo y platillo, pero ahora requieren de una planificación que se basa en lo que España lleva años necesitando: más industria, más tecnología, y trabajadores y autónomos recapacitados para el mundo digital”, expone Pérez.
En este sentido, el secretario general de USO considera que ese plan de formación “debe estar gestionado por las diferentes administraciones, sin una intermediación o subcontratación de empresas, patronales u organizaciones sindicales. Tenemos suficientes personas en paro como para reorientarlas hacia los necesarios empleos de educación, sanidad, atención social, investigación y desarrollo, y una atención administrativa pública eficiente, sin los vacíos que la ciudadanía ha padecido cuando más la necesitaba”.
Joaquín Pérez recuerda que “solo construyendo un empleo de calidad y una fuerte red interna, que no dependa de los vaivenes del exterior, podremos construir la recuperación real. El empleo y la riqueza crean más empleo y más riqueza, y únicamente con trabajo y salarios dignos se mantiene el consumo que genera a su vez los empleos del tercer sector y, no hay que olvidar, se mantienen también las cotizaciones y nuestro estado del bienestar”.
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