El empleo en Extremadura continúa en estado crítico y ninguno de los indicadores económico-laborales de la comunidad pone un signo de esperanza. Su tasa de paro sigue más de 5 puntos por encima que con la que llegó a la crisis, 18,11%, y, al contrario que la media del país, repuntó en 2019 con respecto a 2018 y la brecha se hizo mayor. La tasa actual de paro de Extremadura, 23,48%, es 9,70 puntos mayor que la española, marcando un nuevo récord de diferencia, que se había dado en 2016. Son algunos de los datos que se desprenden del estudio “Radiografía socioeconómica y laboral de Extremadura”, elaborado por el Gabinete de Estudios de USO, y que analiza otras muchas estadísticas del empleo extremeño.
El paro ha aumentado en 2019 en más personas en Badajoz, pero en más porcentaje en Cáceres. En Badajoz residen 2 de cada 3 parados extremeños y la brecha de género es mayor: el 56,17% de las personas en paro son mujeres. “Hoy tenemos 28.800 parados más que antes de la crisis, a pesar de que hemos perdido unos 30.000 habitantes. Suponemos el 2,36% de la población española, pero el 3,7% de los parados. Tenemos una carencia en formación y una industria tan débil como nuestra economía”, lamenta Javier Monserrat, coordinador de USO-Extremadura.
En este sentido, Monserrat ahonda en esas dos debilidades de la autonomía: “el 65% de nuestros parados solo tienen la ESO o ni siquiera la han completado. No tienen empleo ahora, pero tienen muy difícil encontrarlo. Es necesario un plan de recualificación para esa población, reenganchando a quienes aún estén en edad escolar para que no abandonen y desarrollando un plan de formación para el empleo efectivo, que directamente gestionen nuestras Administraciones Públicas, y no los sindicatos u otras organizaciones”.
Aunque la titulación superior no garantiza un empleo, ni mucho menos un empleo acorde con la formación recibida, solo el 16% de los parados extremeños cuenta con estudios universitarios.
El otro hándicap, la industria, “ni tiene peso en Extremadura ni lo tendrá. Ninguna industria quiere implantarse en nuestra comunidad, a pesar de la gran disposición de suelo, si sacar las mercancías de aquí es tarea imposible. La falta de conexiones y el aislamiento en infraestructuras condena a Extremadura a no crecer nunca y a vivir subvencionados”, advierte el coordinador de USO-Extremadura.
Otros signos de precariedad
No solo hay mucho paro en Extremadura, sino que “el empleo existente es de mala calidad, salvo en el sector público, que aquí tiene un peso mucho mayor que en España: el 31,2% de los asalariados trabaja para la Administración, no hay dinamismo en el sector privado, por un 19,3% de peso de los contratos públicos a nivel nacional. Extremadura también empeora la estadística en temporalidad, 8 puntos por debajo de la media, con 1 de cada 3 trabajadores contratado de forma temporal, y en jornadas parciales”, relata Laura Estévez, secretaria confederal de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.
Las jornadas parciales es solo una de las muchas brechas de género de Extremadura, “el 26,7% de las mujeres que trabajan lo hacen con una jornada parcial, cuadriplica a los hombres contratados en esa modalidad. Esa brecha, prolongada durante su vida laboral, llega a las pensiones. Prácticamente la totalidad de las pensionistas extremeñas están por debajo del SMI; la mayoría de ellas cobra entre 650 y 700 euros al mes. Sin embargo, los hombres, aun a la cola de las pensiones de España, tienen como pensión más común entre 800 y 850 euros y, en el caso de las pensiones más altas del sistema, multiplican por nueve a las mujeres que perciben esas jubilaciones”, continúa Estévez.
Otra de las luces rojas se enciende en Extremadura al hablar de salarios: “con respecto al IPC acumulado desde 2008, los extremeños han perdido un 5,1% de poder adquisitivo, siendo especialmente dramático en Servicios, con un 8%, cuando es justo el sector que soporta el peso del empleo, un signo más de precariedad de este. Los salarios solo se han revalorizado levemente en Industria y algo más en Construcción, pero son pocos los ocupados en ambos. Por último, de nada sirve que suba el salario, si las jornadas efectivas trabajadas son menos: los extremeños no completan las mismas jornadas, y han trabajado 14,5 horas menos al mes que en 2008”, concluye la secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.
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