El 20 de junio es el Día Mundial de los Refugiados, una jornada en la que USO quiere visibilizar el terrible problema que afecta a millones de personas. La efeméride fue instituida en el año 2000, coincidiendo con el 50º aniversario de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
Las personas refugiadas son las que huyen de conflictos armados, de la violencia o de la persecución en sus países, al tiempo que solicitan la protección del Estado de destino de acuerdo a las convenciones internacionales. De permanecer en sus lugares de origen estas personas correrían serios riesgos, pudiendo ser encarceladas o asesinadas, o incluso, en el supuesto más liviano, ser expulsadas de los mismos.
Las causas de la aplicación para el refugio en un tercer país no se limitan sólo a motivos políticos; también hay refugiados por motivos sexuales, personas huidas ante amenazas de ablación, matrimonios forzados, defensa medioambiental, etc. Según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en torno a 70,8 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a huir de sus hogares en 2018. No hay duda de que se trata de una cifra sin precedentes.
Entre ellas hay casi 25,4 millones de personas refugiadas, de los que más de la mitad son menores de 18 años. Además, se estima que hay 10 millones de personas apátridas a quienes se les ha negado una nacionalidad y el acceso a los derechos básicos como educación, salud, empleo y libertad de movimiento. Los palestinos son el grupo más numeroso de este último colectivo apátrida.
La población desplazada forzosamente en el mundo aumentó en 2017 en más de 2,9 millones de personas, y sigue en aumento. Esta lamentable cifra revela el iceberg de las injusticias y la falta de libertades, la persecución de los disidentes, ya sean éstos personas muy conocidas, como Snowden, Falciani o Assange, o bien colectivos muy numerosos, como sirios, palestinos, venezolanos, saharauis o rohingyas, etc.
Con el fin de mejorar la situación, en diciembre de 2018 la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó un nuevo Pacto Mundial sobre Refugiados para mejorar la respuesta internacional a las situaciones nuevas y existentes de refugiados, favoreciendo la inclusión social de los mismos en las sociedades de acogida.
En España, USO es miembro cofundador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) que este año cumple formalmente sus 40 años. CEAR tuvo un papel destacado en la promulgación en 1984 de la primera Ley de Asilo de España.
El pasado año 2018 se registraron en España 54.065 personas como peticionarias de asilo. Tan solo 2.895 de ellas obtuvieron resoluciones favorables con algún grado de protección; entre ellas, 575 con el estatuto de refugiado. Una cifra muy pequeña comparada con las de otros países.
A su vez, se sigue sin cumplir con la distribución europea pactada de reubicación y reasentamiento de solicitantes de asilo (como en casi todos los países de la UE). Las personas solicitantes de refugio en España proceden mayoritariamente de Venezuela, Colombia, Siria y países de Centroamérica. Los nacionales de Siria, Palestina, Ucrania y Marruecos son los más numerosos en cuanto a las autorizaciones concedidas.
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