Pasos de responsables y compañeros para frenar las consecuencias de la excesiva carga del personal de limpieza
Desde el Gabinete de Salud del sindicato USO, queremos advertir de una de las consecuencias más inmediatas de la situación actual: la excesiva carga de trabajo para el personal de limpieza. Esta sobrecarga se puede tornar en peligrosa para la salud de las personas trabajadoras.
Diferentes tareas principales a realizar, según el sector de la limpieza en que se encuadre
En el ámbito de la limpieza de oficinas y locales, se tienen como indicador los protocolos de cada empresa y debe priorizarse la limpieza y desinfección de pomos, puertas, barandillas, mesas, ordenadores y teclados. En definitiva: toda superficie que pueda generar un contagio. La situación a la que se enfrenta el personal de limpieza en unos días excepcionales como los que estamos viviendo por la pandemia de coronavirus es que las tareas cotidianas se han duplicado. Ahora, la persona empieza a recibir órdenes e instrucciones más allá de sus planillas, de cualquier otro trabajador que crea que la limpieza no se ha realizado en profundidad.
Como trabajador del espacio a limpiar, debemos ser conscientes del desempeño del personal de limpieza y pararnos a pensar si nuestras demandas están dentro de la normalidad. Si lo están, tenemos que identificar quién es la persona responsable a la que pedir explicaciones. De esta forma, eliminaremos la fatiga mental que genera tener que dar respuesta a “treinta jefes” y podríamos ayudar a que esta persona sobrecargada de tareas tenga más tiempo para cumplir con lo que le exige su empresa. Esta tendrá que tener en cuenta las limpiezas “especiales” para que, dentro su poder de dirección, determine el tiempo que va a necesitar en cada tarea.
Otros ámbitos de la limpieza: superficies abiertas
En otros ámbitos de limpieza, como la viaria, aeropuertos o de grandes superficies, los protocolos marcan como obligatorio: limpieza y desinfección de vestuarios, duchas, taquillas o comedores, y también donde se utilicen equipos de trabajo que haya que desinfectar.
Entendiendo también estas como “especiales”, nos sirven las anteriores conclusiones: será la empresa quien deba organizar el trabajo para no sobrecargar de trabajo. Hay que tener en cuenta además las características personales de quien ocupa el puesto: este tipo de contratas suelen emplear a personas con certificado de discapacidad.
Sobrecarga de trabajo y fatiga mental en la limpieza de hospitales
Por último, queremos centrarnos en un sector especialmente sensible durante estas semanas: la limpieza en centros hospitalarios. Además de sufrir sobrecarga de trabajo y fatiga mental, estas personas están, a nuestro parecer, dentro de la población con más riesgo de contagio de cualquier enfermedad.
Imaginemos, hace diez meses, que llega a la sala de espera de cualquier hospital una persona que dice encontrarse mal y vomita. No se sabe qué enfermedad puede sufrir: si el contagio puede ser aéreo o sanguíneo, o si no es contagiosa. Realmente, se ha dirigido allí para que la diagnostiquen. La primera persona que entra “en contacto” con el paciente es el limpiador que debe de recoger el vómito sin saber a qué riesgos atenerse ni que EPI utilizar, dado que no se sabe qué enfermedad tiene la paciente. Pues bien, en el actual protocolo, estas personas están clasificadas por el Ministerio de Sanidad en el segundo escalafón “exposición de bajo riesgo”.
Desde el sindicato USO, entendemos que para protegerte de un riesgo no hay que aumentar otro. Esto significa que, para protegernos de un riesgo biológico, no debemos incrementar la fatiga mental ni física de las personas. Además, no hay que generar malos factores de riesgo psicosocial, como conflicto de rol o conflictos interpersonales. Ante estas nuevas situaciones, hay que ser más flexibles y realizar un auténtico ejercicio de empatía.
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