Según la OIT, los salarios reales crecen un 2,7 % pero la incidencia de la inflación ha hecho perder poder adquisitivo a los trabajadores 

El reciente informe de la OIT sobre salarios 2024-2025 resalta un avance significativo en la recuperación de los salarios reales, con un crecimiento del 2,7% en 2024, el mayor en 15 años. Este progreso responde, en parte, a la disminución de la inflación, pero las desigualdades salariales siguen siendo un desafío crítico. Los salarios reales han bajado prácticamente en todas las economías del planeta y, también lo ha hecho la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Sin embargo, el mayor problema que sigue existiendo es el alto nivel de desigualdad salarial en todo el mundo. 
 
Aunque desde el año 2000 estas desigualdades se han reducido en dos tercios de los países, los mayores descensos han beneficiado principalmente a los trabajadores con ingresos más altos, perpetuando brechas entre regiones, géneros y sectores.  

Desigualdades persistentes

El informe destaca que los trabajadores con salarios más bajos siguen siendo los más afectados. En 82 países analizados, el 10 % peor pagado solo recibe el 0,5 % de la masa salarial mundial, mientras que el 10 % mejor remunerado acapara casi el 38 %. Además, las mujeres y los asalariados tienen mayores probabilidades de estar en los niveles salariales más bajos, especialmente en países de ingresos medios y bajos.  
 
Aunque las economías emergentes, como Asia Central y Europa del Este, experimentaron un crecimiento salarial mayor que las avanzadas, en regiones como América del Norte el aumento apenas alcanzó el 0,3 %. Este panorama refleja que, a pesar de los avances globales, la desigualdad sigue siendo inaceptablemente alta.  
 

El papel de las políticas de salario mínimo

La OIT subraya la importancia de fortalecer las políticas de salario mínimo para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores. Recomienda fijar salarios a través del diálogo social, promover la igualdad de género y adaptar las políticas nacionales a los contextos específicos de cada país, considerando factores como la informalidad y la baja productividad.  
  
En Europa, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) alerta que la mayoría de los países no han incorporado aún la Directiva sobre Salario Mínimo a sus legislaciones nacionales, incumpliendo el plazo del 15 de noviembre. Este instrumento tiene el potencial de beneficiar a más de 20 millones de trabajadores al garantizar que los salarios mínimos cubran el coste de vida y promuevan la negociación colectiva. Sin embargo, la falta de voluntad política en algunos gobiernos amenaza estos objetivos.  
 
El proyecto “Wage-up. Raising wages and inequality”, basado en los resultados del proyecto de la CES “Nuevas fronteras para la negociación colectiva”, refuerza estos esfuerzos, apoyando la implementación de una Directiva sobre Salario Mínimo Adecuado y la Directiva sobre Transparencia Salarial de Género. Estos  proyectos previos de la CES, fortalecen la capacidad de los sindicatos para negociar mejores condiciones salariales, impulsar la igualdad de remuneración y responder a los desafíos post COVID-19. Además, fomenta la participación activa de los interlocutores sociales en la definición de salarios mínimos legales y promueve prácticas innovadoras para fortalecer la negociación colectiva.  

USO, con la defensa de salarios dignos

Desde USO reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de salarios dignos que permitan a los trabajadores y sus familias vivir con seguridad y justicia. También rechazamos un modelo en el que el empleo no garantice salir de la pobreza.
 
Apoyamos firmemente las recomendaciones de la OIT, la CES y el proyecto “Wage-up”, instando a los gobiernos y empleadores a cumplir sus compromisos y priorizar el bienestar de las personas trabajadoras. Salarios mínimos adecuados y justos no son solo una necesidad, sino una obligación moral y social.