El informe de USO y Syndex resalta que no existe una política preventiva de riesgos laborales desagregada por sexo y/o género

El informe “La igualdad protege. Prevención de riesgos laborales en perspectiva de sexo y género”, elaborado por Syndex Consultores para USO, señala que, aunque la normativa española de PRL incluye menciones a la igualdad de género, éstas son insuficientes.

Si bien se han introducido avances como la obligatoriedad de planes de igualdad para empresas de más de 50 empleados y la integración de la perspectiva de género en las evaluaciones de riesgos psicosociales, los riesgos específicos que afectan a las trabajadoras siguen siendo desatendidos.

La legislación actual se centra, principalmente, en la protección de la maternidad y la lactancia; la prevención del acoso sexual y por razón de sexo; los planes de igualdad; la transparencia salarial y reducción de la brecha; la violencia sexual como riesgo laboral o la no exclusión de las trabajadoras del hogar. Sin embargo, deja fuera factores críticos como la doble presencia (compaginar responsabilidades laborales y domésticas), el acoso sexual o la exposición a riesgos químicos y físicos que afectan de manera diferente a mujeres y hombres.

La falta de una perspectiva de género y sexo más exhaustiva en la normativa española sobre PRL se compensa, en cierta medida, con las notas técnicas de prevención (NTP), documentos técnicos elaborados por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo que proporcionan criterios, recomendaciones y directrices prácticas para facilitar la aplicación de las normas de PRL en las empresas.

Impacto de las desigualdades de género en la salud laboral

El informe también destaca que las mujeres representan el 73% de las personas ocupadas a tiempo parcial y el 88% de las excedencias para cuidados familiares. Estas desigualdades estructurales aumentan su exposición a riesgos psicosociales, como el estrés crónico, la ansiedad o el síndrome de burnout o trabajador quemado.

Además, las características fisiológicas de las mujeres las hacen más vulnerables a ciertos riesgos. Es el caso de la acumulación de sustancias químicas en tejidos adiposos, diferencias en la tolerancia térmica y mayor susceptibilidad a trastornos musculoesqueléticos. Sin embargo, la falta de equipos de protección individual diseñados específicamente para mujeres incrementa el riesgo de accidentes y enfermedades laborales.

Sectores feminizados, riesgos invisibles

Además, en sectores tradicionalmente feminizados, como la limpieza, la sanidad, la educación y los servicios de cuidado, los riesgos laborales suelen estar normalizados e invisibilizados.

Por ejemplo, la manipulación constante de productos químicos, las posturas forzadas y las demandas emocionales son factores que afectan significativamente la salud de las trabajadoras.

Propuestas para un cambio necesario

Dese USO recomendamos incluir la perspectiva de género y sexo en la gestión de la prevención de riesgos laborales y, concretamente proponemos:

  • Revisión de la Ley de PRL, para introducir la perspectiva de género como un principio básico de acción preventiva.
  • Adaptación de los EPI: diseñar equipos que se ajusten a las características morfológicas de las mujeres.
  • Creación de un Observatorio de Género en PRL. Este organismo estatal se encargaría de analizar y proponer reformas legislativas basadas en datos desagregados por sexo.
  • Apostar por la formación y sensibilización: incluir formación en género y PRL para trabajadoras, empresas y agentes implicados en la prevención.
  • Realizar evaluaciones de riesgos específicas, que tengan en cuenta factores como la salud reproductiva, los riesgos psicosociales y la conciliación.

Para ello, las empresas tienen una responsabilidad clave en la aplicación de medidas preventivas que consideren las diferencias de género y sexo. Además, USO hace un llamamiento a las administraciones públicas para que refuercen la vigilancia y el cumplimiento de la normativa, garantizando la protección de todas las personas trabajadoras sin importar su género.