USO defiende una subida de salarios ligada al IPC, sin los condicionantes de la productividad, y acompañada de otras medidas
Los salarios no suben con escenificaciones ni se recupera el poder adquisitivo porque haya más reuniones. Los trabajadores de nuestro país llevan sufriendo una pérdida de poder adquisitivo del 8,5 % desde 2018, y eso sin cerrar aún el inflacionario 2022. No se salva nadie, funcionarios incluidos.
Mientras tanto, el V Acuerdo por el Empleo y la Negociación se ha enrocado en el desacuerdo. “Años de acuerdos salariales han traído consigo un empobrecimiento cada vez más generalizado, lo que nos hace ser muy críticos con estos pactos que nacen al calor del diálogo social y que se demuestran inútiles. Porque no solo se plantean por debajo de la inflación, sino que no ha llegado a cumplirse ni la subida pactada”, apunta Joaquín Pérez, secretario general de USO.
Una patronal enrocada que se aprovecha de la reforma laboral
En cuanto a la nueva negociación, Joaquín Pérez le reprocha a la patronal su “alergia a cualquier referencia respecto al IPC, siempre buscando un resquicio que permita subir lo menos posible los salarios, o incluso congelarlos. En esta línea, quieren ligar esa pequeña subida, además, a la productividad y al absentismo, amenazando además con descuelgues. La patronal se aferra a su gran logro en la reforma laboral, no tocar los recortes de derechos en despidos y debilitar la negociación colectiva, para volver a la senda del chantaje: si se suben salarios, habrá más cierres y despidos”.
Las cifras puestas sobre la actual mesa de negociación son un 3,6 %, que no llega ni a la mitad de la actual inflación (8,4 %). “Y, además, suponemos que, siguiendo propuestas anteriores, será un 2 % y el 1,6 % restante, sujeto a la productividad. Los sindicatos más representativos han teatralizado una pataleta ante lo que ya sabían que se iban a encontrar y que ha sido la tónica de los anteriores pactos de salarios. Lo que se cede nunca se recupera”, ahonda el secretario general de USO.
Los salarios son la solución, no el problema
“Los políticos tienen la cabeza en las elecciones andaluzas, viven en permanente electoralismo. Pero los gastos de las familias no se paran por las enésimas elecciones: resolverlo es una responsabilidad y una obligación. Exigimos que se ponga por delante a las personas, no los sillones y carteras”, apremia Joaquín Pérez.
Mientras tanto, “se abrió también la espita de un pacto de rentas. En el que parecía caber todo pero que, en realidad, no concretaba nada. Solo las pérdidas, asumidas por los de siempre, y las futuras, que se repartirían”.
El secretario general de USO recuerda que “tras la falta de productividad no están los trabajadores. Las medidas siguen cojas y las grandes políticas se han quedado por el camino: cambio de modelo productivo y apuesta por tecnología, I+D+i e industria; por defender y valorar un sector con fondo social como es el de los cuidados o el cultural; y, sobre todo, por una recualificación de calidad diseñada y ejecutada desde las administraciones”.
Por último, Joaquín Pérez destaca que no sirven chantajear con la situación económica propiciada por la pandemia y la guerra.
“El escenario de crisis es para todos, pero los beneficios de las empresas del IBEX en 2021 siguieron batiendo récord. Sin embargo, los contratos cada vez se trocean más y, tras el dato bruto y eufórico de las contrataciones indefinidas, se esconde que más del 60 % son de jornada parcial o discontinuos. Sí, eso también es un récord. Hay más trabajadores pobres a los que sus jornadas y salarios no les dan para vivir con normalidad. Hay informes que siguen denunciando mayor desigualdad. Hay una economía que se contrae en continua revisión a la baja. Hay mucha incertidumbre. Y hay salarios bajos. Subirlos es la única salida”.
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