La Cumbre del Clima en París ha finalizado con un Acuerdo que, tras la terrible decepción que supuso la Cumbre de Copenhague, servirá para iniciar la lucha contra el cambio climático, un instrumento de alcance universal con el que se espera que 195 países reorienten su desarrollo hacia un mundo más sostenible, con menores emisiones y con capacidad de adaptarse a un clima más extremo.
Desde USO, como miembro activo de la Alianza por el Clima y tras participar en las marchas por el clima celebradas antes de esta Cumbre, consideramos que no basta con reconocer la amenaza que supone el cambio climático sino que es más que necesario tomar medidas concretas, vinculantes y establecidas en el tiempo porque éste juega en nuestra contra.
La Cumbre de París deja un sabor agridulce y arroja un acuerdo insuficiente porque la situación es tan grave que se deben adoptar medidas urgentes, principalmente por los países más contaminantes y es cada vez más necesario iniciar un cambio de modelo.
Objetivos del Acuerdo de París
El acuerdo define como objetivo global mantener el incremento de la temperatura global “muy por debajo de los 2°C”, y establece “proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5ºC”.
Recoge también la meta de reducción de gases de efecto invernadero a largo plazo, disminuyendo las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y compensando las emisiones restantes con mecanismos de captura de los gases, por ejemplo, gracias a los bosques.
El acuerdo establece por primera vez una meta global en adaptación y reconoce que “la adaptación es un desafío mundial que incumbe a todos”. Enfatiza el objetivo de “proteger a las personas, los medios de vida y los ecosistemas”, mientras precisa que se deben “tomar en cuenta las necesidades urgentes e inmediatas” de los países más vulnerables.
El tema de pérdidas y daños, -es decir, los efectos del cambio climático a los cuales un país ya no se puede adaptar, como las tormentas extremas o la subida del nivel del mar– finalmente fue reconocido en el acuerdo y quedó separado del artículo sobre adaptación, como lo pedían los países más vulnerables.
El acuerdo menciona la necesidad de un apoyo en cuanto a las pérdidas y daños, pero no establece metas concretas sobre este punto. Lo que si que recoge la responsabilidad de los países desarrollados para proveer apoyo financiero a los países en desarrollo, tanto para mitigación como para adaptación.
Se establece la obligación para todos los países de comunicar cada 5 años sus contribuciones nacionales a la reducción de emisiones de GEI y de comunicar regularmente los inventarios de emisiones y captura de GEI, garantizando la transparencia del proceso.
Respuesta de la CSI
La Confederación Sindical Internacional insiste en que el cambio climático ya está destruyendo la vida y los medios de subsistencia de más de 2,6 millones de personas desplazadas por fenómenos meteorológicos extremos.
Para la CSI, los logros de París se ven comprometidos por aquellos países que anteponen la protección de sus intereses nacionales inmediatos a contar con un planeta sostenible y un futuro común.
Entre los objetivos principales que la CSI había establecido para la Cumbre destaca la necesidad de una transición justa para los trabajadores y sus comunidades, ante la transformación industrial más grande y más rápida de la historia. En este sentido, un importante número de Gobiernos se han negado a comprometerse con la consecución de una transición justa para los trabajadores y el respeto de los derechos humanos.
Sharan Burrow, secretaria general de la CSI ha afirmado que “la carrera para estabilizar el clima ha comenzado pero, trágicamente, muchos Gobiernos aún carecen de ambición para asegurar la supervivencia de sus pueblos”.
Las organizaciones sindicales sabemos que la ruta no termina en París, sino que pasaba por París, y nuestra determinación para alcanzar esa transición justa es cada vez más fuerte. Tras la COP, las organizaciones sindicales exigiremos a los Gobiernos y empleadores un diálogo encaminado a concretar un plan nacional para la reducción del carbono, por la energía limpia y el empleo, que incluya el compromiso de garantizar una transición justa para todos.
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