El nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la Protección Social 2020-2022, revela las profundas desigualdades que la pandemia ha expuesto en el mundo en cuanto a cobertura social
En 2020, solo el 46,9% de la población mundial estaba cubierta por al menos una prestación de protección social, mientras que el 53,1% restante -4.100 millones de personas- estaba totalmente desprotegido.
USO, como miembro de la Confederación Sindical Internacional (CSI), apoya la creación de un Fondo Mundial para la Protección Social. En momentos como el actual, en los que la pandemia sigue propagándose por todo el mundo generando nuevas variantes, los trabajadores deben tener otra opción que no sea seguir trabajando para sobrevivir, exponiéndose y exponiendo a otros a un posible contagio.
Avances lastrados por la pandemia
El covid-19 amenaza con poner en peligro el progreso conseguido en cuanto a las metas de reducción de pobreza contempladas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), al tiempo que ha puesto de manifiesto las marcadas brechas de protección que ya existían en todos los países. Especialmente en lo que respecta a la protección de ciertos grupos como los trabajadores migrantes, los trabajadores informales o los cuidadores no remunerados.
Del mismo modo, las brechas entre países se han acentuado, evidenciando la marcada desigualdad que existe entre aquellos países de ingreso alto que están mejor situados para movilizar sus sistemas existentes, y para introducir nuevas medidas de emergencia que contengan el impacto de la crisis en la salud, el empleo y los ingresos; y aquellos países que tienen menos margen de maniobra política.
Mientras que en Europa y Asia Central las tasas de cobertura son del 83,9%, en África solo es del 17,4%. En medio se sitúan el resto de regiones, aunque únicamente las Américas están por encima de la media en protección social con una tasa de cobertura del 64,3%. Asia y el Pacífico (44,1%) y los Estados Árabes (40%) se sitúan por debajo.
Estas brechas en la cobertura van asociadas a una importante falta de inversión en protección social, especialmente en África, los Estados Árabes y Asia. Los países destinan de media el 12,9% de su PIB a la protección social (excluida la salud), pero las variaciones entre unos países y otros es preocupante. Así, los países de ingreso alto gastan de media un 16,4%, el doble que los de ingreso mediano alto (8%), seis veces más que los de ingreso mediano bajo (2’5%) y quince veces más que los de ingreso bajo (1’1%).
La brecha de financiación para la creación de pisos de protección social ha aumentado un 30% desde el inicio de la pandemia. Los países de ingresos más bajos deberían hacer inversiones de miles de millones de dólares para garantizar un nivel básico de seguridad social a través de un piso de protección social definido a nivel nacional. Pero para ello es necesario el apoyo internacional y evitar la tentación de la consolidación fiscal para hacer frente a los enormes desembolsos de gasto público.
Cobertura insuficiente para todos los grupos de edad
El Informe sobre la Protección Social 2020-2022 muestra que las personas no cuentan con una cobertura suficiente desde la infancia. Una vez llegada la vida adulta, las personas en edad de trabajar tampoco cuentan con la protección necesaria para hacer frente a los principales riesgos como los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales o el desempleo.
En lo que respecta a la vejez, los sistemas de pensiones han mejorado en la extensión de la cobertura, pero siguen adoleciendo de problemas de cobertura y adecuación.
Los principales problemas de la cobertura de protección social por grupos de edad son:
- Infancia: a pesar de que ha mejorado la adopción de prestaciones por hijos en varios países, y la sensibilización de la necesidad de protección social para los cuidadores en el contexto pandémico, tan solo el 26,4% de los niños recibe prestaciones de protección social. Por término medio, el gasto nacional en protección social de la infancia es demasiado bajo, ya que representa el 1,1% del PIB frente al 7% del PIB que se destina a pensiones. Las regiones del mundo con la mayor proporción de niños y la mayor necesidad de protección social tienen algunas de las tasas de cobertura y gasto más bajas, especialmente el África Subsahariana (0,4% del PIB).
- Personas en edad de trabajar: la protección social es claramente insuficiente. Así, en lo relativo a la maternidad se ha avanzado hacia la cobertura efectiva de la maternidad universal o casi universal, aunque solo el 44,9% de las mujeres con recién nacidos en todo el mundo recibe una prestación monetaria. La crisis ha mostrado la importancia de contar con una protección de los ingresos cuando las personas caen enfermas o tienen que hacer cuarentena, pero solo un tercio de los trabajadores tienen sus ingresos protegidos por ley en caso de enfermedad. Del mismo modo, solo el 35,4% de la población activa mundial tiene acceso efectivo a la protección en caso de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. La rama menos desarrollada de la protección social es el desempleo, apenas el 18,6% de los trabajadores desempleados en el mundo cuenta con una cobertura efectiva y recibe prestaciones de desempleo.
- Personas mayores: las pensiones son la forma de protección social más extendida en el mundo, con un 77,5% de las personas por encima de la edad de jubilación recibiendo algún tipo de pensión de vejez. Sin embargo, con una gran disparidad entre regiones, entre zonas rurales y urbanas, y entre hombres y mujeres. El principal problema al que se enfrentan los sistemas de pensiones es las reformas que ponen el énfasis en la sostenibilidad fiscal, en detrimento de otros principios como la universalidad, la adecuación y la previsibilidad de las prestaciones, la solidaridad y la financiación colectiva.
A medida que la pandemia sigue avanzando por los países más pobres y aumenta la vulnerabilidad de numerosos colectivos ya desprotegidos (infancia, trabajadores precarios y migrantes), la necesidad de crear un Fondo para la Protección Social destinado a ayudar a estos países se hace más acuciante. En un mundo económicamente cada vez más globalizado, USO reivindica que la protección social sea universal, alcanzando a todas las personas independientemente de su grupo de edad, sexo o estatus laboral.
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