La inflación sigue castigando la economía familiar tras cerrar 2017 con una subida oficial de los precios del 1,1%. Un IPC que está muy por debajo del inicio de año, con enero y febrero subiendo a un ritmo del 3%, pero que está también por encima de lo que los sueldos pueden soportar.
“Aunque es cierto que 2017 se ha cerrado con una media de subida de la negociación colectiva del 1,43%, ese aumento solo corresponde a siete millones de trabajadores. Tenemos que recordar que dos grandes colectivos, como son los funcionarios y los pensionistas están muy por debajo de esa subida, con congelación y alza del 0,25%, respectivamente. Y el IPC les afecta por igual”, recuerda Laura Estévez, secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de la USO.
Además, “esa diferencia de 0,33% favorable a los trabajadores regulados por convenios colectivos no sirve ni siquiera para recuperarse de 2016, cuando perdieron un 0,6%. Por lo tanto, no podemos hablar de que los trabajadores estén ganando poder adquisitivo, cuando ni siquiera han recuperado lo perdido”, añade Estévez. De hecho, todavía quedaría por recuperarse de mazazos como el de 2012, cuando los salarios subieron el 1,3% frente a una inflación del 2,9%.
Entre los datos que han contribuido a que los precios no suban tanto como hacía prever el inicio de 2017 figura, según el análisis del Instituto Nacional de Estadística, un menor encarecimiento de los carburantes y la energía eléctrica en diciembre con respecto a lo que subieron en diciembre de 2016. Pero estudios de organizaciones de consumidores cifran la subida de la luz en un 4,6% en diciembre y un 10% en todo 2017. Mientras, el gasóleo para automóvil cerró 2016 con un precio medio de 1,038 euros/litro y 2017, a 1,120 euros/litro; y la gasolina, por su parte, cerró 2016 en 1,295 euros/litro y, sin embargo, 2017 en 1,362%.
Por lo tanto, decir que en este diciembre los precios de la energía han subido menos que en diciembre de 2016 y eso ha contenido la inflación es “decir con buenas palabras que sí han subido los precios de la energía, que son los gastos, tras la alimentación, que más influyen en la economía doméstica, sobre todo en pleno invierno. Subir menos que en diciembre de 2016 no significa que no suban muy por encima de los ingresos. Si reiteramos esas subidas colectivas de 1,43%, 0,25 y congelación absoluta, las cifras no se sostienen frente a un 10% de aumento de la electricidad y un 7,5 y 5% de subida respectiva de los carburantes más utilizados”, concluye Laura Estévez.
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