USO participó en las jornadas para discutir ‘Un plan B para Europa’, celebradas entre los días 19 al 21 de febrero, en Madrid, similares a otras ya organizadas en ciudades como París o Berlín y que se organizarán en otras ciudades europeas.
Las jornadas buscaban encontrar un consenso entre los participantes para actuar en contra del austericidio de las políticas europeas, que tienen como fin el pago de las deudas públicas originadas, en buena medida, por un déficit público tras la socialización de las pérdidas de los rescates bancarios de la crisis financiera.
Se discutieron las causas de esa crisis financiera, motivadas por una especulación ligada a la libertad de movimientos de capitales y la capacidad de poder económico y la evasión fiscal de las multinacionales que han determinado una competitividad a la baja de las normas laborales o sociales. Esta situación se ha visto agravada por la falta de instrumentos adecuados a una moneda única, presupuesto y deuda ‘federal’. Aquellos países con peor base productiva, ante la falta de políticas paneuropeas que corrigieran la asimetría de los desequilibrios, junto con el cumplimiento de la reducción del déficit, es donde se han acumulado los mayores recortes.
Si a este contexto, se le añade que se están negociando unos acuerdos comerciales, de servicios y de inversiones entre la UE y Estados Unidos (TTIP, ISDS, CETA), que incrementan la desregulación y el poder contractual de las multinacionales y de los detentadores de riqueza de los paraísos fiscales, sobre los estados, laminando la capacidad democrática de los mismos, el panorama no es muy halagüeño.
Además se discutieron otros elementos centrales de la política europea, como la legitimidad de las deudas; la política migratoria y de refugio de la Europa insolidaria que participa en la apropiación de los recursos, la colonización y las guerras; un Plan B feminista; el trabajo, la precariedad, la desigual composición laboral y el necesario contrapoder sindical y su articulación; los Tratados comerciales, de inversiones y de servicios y los lobbies que están detrás de ellos, cuyas negociaciones opacas persiguen que no trasciendan los peligros de las mismas y las terribles consecuencias que pueden originar de un mayor desequilibrio de poder frente a los consumidores y ciudadanía y el rechazo que la Unión Europea y Estados Unidos tienen a la propuesta ecuatoriana en las Naciones Unidas de un Tratado internacional que establezca responsabilidades a las multinacionales por sus operaciones y la sumisión de las mismas a los Tratados o Convenios de Derechos Humanos; en un mundo fínito de recursos y con la espada de damocles del cambio climático.
Entre las conclusiones de estas Jornadas se determinó que había que tener en Europa una mayor y coordinada política fiscal y capacidad regulatoria de los movimientos de capital; hay que pasar de una Europa que alimenta la xenofobia y la extrema derecha, a una Europa más humanitaria y solidaria; se necesita implicación en los movimientos internacionales de control de las multinacionales y hacer respetar los Convenios laborales y de derechos humanos por encima del poder de las mismas. En definitiva, transformar y transformarnos, apelando a una visión de ciudadanía y democracia frente a los actuales poderes constituidos. Y para eso hay que cambiar la correlación de fuerzas y la necesidad de contar con muchos aliados, de la izquierda, socialdemócratas, liberales,… que antepongan una visión democrática frente a estos desafíos para hacer políticas que favorezcan a la mayoría de la población.
Para dar continuidad y reforzar los mensajes de estas Jornadas, la política al servicio de las clases populares, se apoyó que hubiera una movilización europea el día 29 de mayo, día conmemorativo del levantamiento de la Comuna de París, donde el pueblo de París tomó el poder.
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