Las redes sociales más populares están buscando poco a poco mecanismos para expulsar los mensajes de odio “de la selva sin control en que a menudo se convierte internet. Las redes sociales ofrecen un espacio abierto, gratuito y casi infinito para relacionarse, informar e informarse, pero, al igual que la calle, el mundo digital debe ser también un mundo donde se persiga la incitación al odio y a la discriminación de los colectivos más vulnerables”, explica Laura Estévez, secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.
Esta semana, dos de las tres redes sociales más utilizadas en todo el mundo, Twitter e Instagram, han dado pasos hacia un internet más limpio de mensajes de odio. En el caso de Twitter, ha incluido los comentarios de odio sobre sentimientos o colectivos religiosos en la lista de mensajes a borrar y cuentas a bloquear, donde ya figuraban mensajes que inciten a la violencia contra con base en raza, etnia, origen nacional, orientación sexual, sexo, identidad sexual, edad, incapacidad o enfermedad grave. La red social pone ejemplos en su propia web sobre qué tipo de mensajes son motivo de expulsión de la comunidad: “tenemos que exterminar a las ratas. Estos XXX son aberrantes” o “los XXX deberían ser castigados. No estamos haciendo lo suficiente para deshacernos de estos sucios animales”.
Sin embargo, las políticas de contenidos en sí mismas son insuficientes, ya que lo importante es la actitud del usuario: “en las redes sociales, no vale solo con no violar las normas, sino que, al igual que hacemos en la vida real, hay que denunciar las injusticias para que se tomen medidas. Es la misma labor que desarrollamos como sindicalistas, y la tenemos a golpe de clic, no debemos dejarla pasar por pereza o por desconocimiento. Si vemos un mensaje ofensivo, debemos dar a ‘denunciar’. Entonces, Twitter se encarga de revisar que, efectivamente, incumple con sus reglas, lo borra y bloquea la cuenta del usuario”, explica la secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.
Con respecto a Instagram, ha implantado un sistema de alertas sobre comentarios que, por las palabras que utilice, la aplicación detecte como “ofensivos”. “Se trata de un sistema para que el usuario recapacite sobre si, de verdad, va a mandar ese comentario, que normalmente enviaría en caliente. En realidad, es un ejercicio de responsabilidad que todos deberíamos tener y que, aunque está pensado para prevenir acoso en línea gracias a un logaritmo de inteligencia artificial que detecta esas palabras, apela a la inteligencia real de las personas y a su capacidad para reflexionar sobre qué están haciendo, para que no lo publiquen. Pensárnoslo dos veces antes de enviar mensajes o publicar comentarios en plena ola de enfado o de euforia es algo que deberíamos hacer todos en las redes sociales, sin la ayuda de ningún algoritmo”, concluye Estévez.
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