USO ha inaugurado en Gijón el seminario internacional “La falta de oportunidades laborales para las mujeres en el mundo rural como pieza clave de la despoblación”
Hoy ha comenzado en Gijón el seminario “La falta de oportunidades laborales para las mujeres en el mundo rural como pieza clave de la despoblación”, organizado en conjunto por USO y MCL-EFAL, de Italia, en el marco de la formación internacional de EZA. El trabajo se desarrollará en dos jornadas, con una segunda parte en el sur de Italia.
La presentación del seminario corrió a cargo de la secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO, Laura Estévez; con el copresidente de EZA, Piergiorgio Sciacqua; y la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón.
La regidora agradeció la elección de Asturias y de la ciudad para este seminario y dio la bienvenida a Gijón a los participantes de otras provincias y otros países. Además, alabó la labor de USO como sindicato independiente, desde sus inicios; con una labor volcada únicamente en la defensa de los derechos de los trabajadores.
Laura Estévez recordó que este ciclo de seminarios, en Asturias y en en el sur de Italia, “nace de la colaboración iniciada el año pasado. En el Bierzo, en nuestro primer seminario sobre despoblación, dos de las principales conclusiones a las que se llegaron estaban relacionadas con el primer éxodo por formación y con la huida de las mujeres. Para formarse, se van jóvenes que ya no retornan a sus pueblos tras vivir en las ciudades. A ellos les dedicaremos el ciclo de seminarios de 2025. Pero también la falta de mujeres marca la despoblación: fijar la mujer en el mundo rural permite fijar población y el relevo generacional. Sin mujeres, la despoblación avanza más rápido. Por ello, este año nos dedicamos a analizar específicamente qué expulsa a las mujeres del mundo rural y pone en riesgo la pervivencia de muchos pueblos y comarcas”.
Por su parte, Piergiorgio Sciacqua valoró el trabajo conjunto de Italia y España, con la colaboración también de organizaciones portuguesas. Porque “somos países hermanos y con problemas similares. Y varios ojos ven ese problema diferente, lo que nos ayuda a compartir las medidas de cada país y extraer conclusiones más ricas para aplicar en cada país”.
El mundo rural, un medio hostil para la mujer
La primera mesa analizó el contexto social del mundo rural y por qué, en algunos aspectos, es especialmente hostil para la mujer. Jorge Lojero, técnico de Igualdad de USO, destacó en primer lugar que en 40 años ha habido un mayor abandono del mundo rural por parte de las mujeres que de los hombres. Eso puede entenderse, entre otras cosas, por las peores condiciones laborales de ellas: más parcialidad, más temporalidad y más dedicación al sector terciario. A lo que hay que sumar que dos tercios de las mujeres inactivas lo están porque deben hacerse cargo de las tareas domésticas y los cuidados.
En concreto, en este campo, hay un 85,6 % de mujeres del mundo rural implicadas directamente en el cuidado de mayores, menores y dependientes, frente a solo un 26,8 % de hombres.
María Goretti Avello, directora general de Igualdad del Ayuntamiento de Gijón, ha analizado el esquema tradicional de familia rural, vigente hasta hace solo unos años. En él, la mujer quedaba relegada a llevar la casa y la educación de los niños, habiendo abandonado su propia familia para llegar a la familia del marido. Esto acabó por provocar una reacción: la de inculcar a las hijas la necesaria huida del campo. Así, se ha llegado a la conocida como huida ilustrada, con la formación como faro para una mejor vida en la ciudad, de la que ya no retornan.
Más allá de la familia, la sociedad rural, con núcleos más pequeños, dificulta la denuncia en caso de violencia. Entre las causas, la falta de anonimato; la carencia de medios propios de transporte, con una dependencia de movilidad a veces del propio maltratador. Y, en el caso del entorno rural, el aguante de una mujer desde el inicio de la violencia hasta la decisión de la denuncia llega a triplicarse con respecto a la ciudad.
La mujer cohesiona la sociedad rural
Ambos ponentes abogaron por la necesidad de potenciar el papel de la mujer en el mundo rural. Entre otras cosas, porque crean y mantienen el tejido social. Pero, además, porque han mostrado una mayor vinculación comunitaria y de apego, además de una resiliencia en ese contexto hostil.
En los últimos 10 años, de hecho, muchos más hombres se inclinan más por la ciudad que por el pueblo. En la macroencuesta más reciente, que compara datos de 2011 con los actuales, los hombres preferían el mundo rural por entonces en un 83 %, frente al 38 % actual. Y la mujer, que antes estaba por debajo, 76 %, ahora siguen abogando por el pueblo en un 46,2 %.
Falta de datos, falta de análisis
Otra de las carencias sobre la que se ha puesto el acento es la falta de estadísticas desagregadas por contexto rural o urbano. Marco Boleo, consejero de MCL-EFAL, afeó a la Unión Europea considerar a los países como masas homogéneas. “Conocemos datos de población y empleo por género, pero no por comarcas o pueblos. La UE apuesta por la igualdad entre sus pilares básicos, pero no conoce la realidad de esa desigualdad para trabajar sobre ella. Esperamos que se ponga en marcha por fin el Observatorio Rural para poder conocer en detalle esos datos y proponer las políticas necesarias”.
Por último, en esta mesa quedó claro que ganar población no depende del juego de robar cartas de unas regiones a otras, sino de invertir en la población, en las personas que ya están en el territorio.
Población dispersa, menos oportunidades
En la segunda de las mesas, se analizaron los servicios públicos en el medio rural. Una carencia habitual en las comarcas menos pobladas, explicado desde el punto de vista de Galicia por Juan Esteban Méndez, responsable de Administración Local de FAC-USO-Galicia, y desde Asturias, por Miguel Rivero, coordinador de USO-Asturias.
Ambos han convenido en la necesidad de las mancomunidades como prestadoras de servicios comunes a los territorios rurales. Tanto en una Comunidad como en la otra, la dispersión de las áreas rurales marca una importante brecha de acceso a los servicios públicos que no tienen las ciudades. La mayoría de la población se centra en la costa atlántica gallega y, en Asturias, en el 8 central y en la costa.
En Portugal, la consejera para temas sociales de Fidestra, María Olinda Moura, destaca una concentración similar de la población: esta se aglutina en la costa, con abandono de las explotaciones agrícolas del interior y un desierto rural interior. Más recientemente, se han puesto en marcha medidas para potenciar el retorno de jóvenes, con ayudas para hacerse cargo de explotaciones agroganaderas. Igualmente, se potencian las explotaciones extensas en lugar del minifundio, para no tener una agricultura de subsistencia, sino un medio real de vida.
Los cuidados, doble oportunidad laboral en el mundo rural
La responsable del Sector Sociosanitario de FAC-USO, Julia Sánchez, ha destacado la labor del cuidado profesional en el desarrollo laboral de la mujer en los pueblos. En dos vertientes: por un lado, la propia creación de empleo directo en los servicios. Pero, por otro, el cuidado profesional de dependientes, permite a la mujer buscar una oportunidad laboral.
Así, este soporte permite a la mujer, aún a cargo de esos cuidados, liberarse de las cargas familiares y desarrollarse profesionalmente. Algo crucial en zonas realmente envejecidas, con más personas mayores dependientes que en la ciudad.
Este cuidado a la dependencia, no obstante, se presta desde empresas contratadas desde las Administraciones Públicas. Y Sánchez denuncia un abuso en la contratación de colectivos vulnerables: mujeres maltratadas, inmigrantes o que no tienen otras salidas laborales. “Cuando recibimos el precio por hora, vemos que es abusivo. Pero estas mujeres, muchas de ellas sin formación en auxiliar de ayuda a domicilio, no van a reclamar sus derechos. Debemos cuidar a quienes cuidan, porque son un soporte básico del mundo rural y una oportunidad para fijar la población”, denuncia.
Comments are closed.