Estamos ante uno de los peores veranos en cuanto al número de personas que han muerto ahogadas se refiere. Solo en el mes de agosto, casi una veintena de personas se han ahogado en piscinas y costas españolas. Muchos de los ahogamientos son consecuencia de no respetar las indicaciones o consejos de los socorristas; otras, por causas naturales; pero no en pocas ocasiones la culpa recae en la misma persona: el profesional que realiza las labores de vigilancia y rescate.
¿En qué condiciones están trabajando esos profesionales?
El trabajo de socorrista es uno de los empleos más precarios que hay en verano, especialmente por la jornada real de trabajo, que es de diez horas de media, cincuenta a la semana, pese a que en el convenio estatal su jornada esté regulada en cuarenta horas semanales como máximo y, en algunas comunidades autónomas con convenio propio, marcan el tope en treinta y cinco. Además, desde el sindicato USO se ha detectado que, en muchas ocasiones, esas horas extras no se remuneran y, no pocas veces, se dan pagos “en b”, con la consiguiente falta de cotización a la Seguridad Social.
En el mejor de los casos, tienen un día de descanso a la semana, pero cada vez son más las empresas que ofrecen trabajo de socorrista para la temporada estival sin librar ni un solo día y haciendo jornadas de hasta once horas al día. Otro dato bastante ilustrativo es que, como norma general, se niegan a dar a los socorristas el uniforme completo, entregando generalmente bañador y camiseta, y olvidándose de otras prendas y útiles para el desempeño de su trabajo como son la gorra, chanclas o silbato. Igualmente, se han detectado otros abusos, como la obligación de ejercer labores de mantenimiento de instalaciones, jardinería y limpieza que no le corresponden ni está contemplado en sus contratos de trabajo.
Al exceso de jornada laboral y privación de periodos de descanso, se suma la temporalidad del trabajo, evidentemente sujeto a los meses de playa y la apertura de piscinas en el periodo vacacional, constituyendo todo ello la exposición de estos profesionales a un constante estrés que no contribuye a la atención y vigilancia adecuada para el eficaz desempeño de su trabajo.
Asimismo, estos profesionales requieren unas cualidades físicas determinadas, superar pruebas y exámenes no solo en el agua, sino relacionados con primeros auxilios, poseer la titulación de socorrista y su correspondiente renovación… Sin embargo, sus condiciones laborales distan mucho de esa preparación que se les exige: no olvidemos que están, entre otras cosas, para salvar vidas.
Desde el sindicato USO, instamos a la Inspección de Trabajo a que ponga su lupa sobre las empresas que contratan a socorristas y cumplan lo establecido por el convenio del ámbito correspondiente, que se sancione su incumplimiento y, en especial, se impida la contratación por parte de las distintas administraciones a las empresas infractoras y se retire su licitación para que lo hagan en el sector privado.
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