USO reclama que, en esta legislatura, no nos volvamos a quedar a medias en materia de empleo de calidad
El acuerdo para la posible reedición del pacto de Gobierno contempla muchas medidas laborales a priori positivas, como la rebaja de la jornada completa o la subida del SMI. Con la incertidumbre aún de si este acuerdo se traducirá o no en Gobierno tras el debate de investidura, en USO repasamos las coincidencias, medias coincidencias y carencias de las propuestas con respecto a nuestros posicionamientos, a la par que esperamos que, sea finalmente este Gobierno u otro, se cumplan nuestras demandas en materia laboral. El empleo debe ser el eje central de la próxima legislatura.
“Con toda la prudencia del mundo, porque ahora mismo solo tenemos un candidato a la investidura, no un Gobierno ni un bloque parlamentario que lo apoye, podemos decir que desde USO estamos de acuerdo con los titulares de muchos de los planteamientos que recoge el acuerdo. No puede ser de otra forma, puesto que algunas de esas políticas que entraron en campaña en julio ya formaban parte de nuestras demandas”, expone Joaquín Pérez.
Sin embargo, el máximo mandatario de la USO también recuerda que “hay muchos puntos por desarrollar y concretar, y es ahí cuando las expectativas se rebajan y nos encontramos con una nueva reforma laboral de maquillaje como la de 2021. Primero, construir una legislación sólida, sin lagunas para su aplicación, como nos ha ocurrido con los últimos permisos para la conciliación. Y, segundo, los plazos sí son vitales. La prisa por mejorar el empleo es hoy, era ayer. Una legislatura dura cuatro años, estas políticas no pueden esperar al ecuador del mandato, son urgentes”, apura.
Reducir la jornada laboral
“USO no puede estar más de acuerdo en que la jornada laboral no puede seguir siendo de 40 horas semanales. Ya pedimos abrir el debate de la jornada laboral antes de que la campaña electoral pusiera el foco en ese asunto y mantenemos que debe ser así. Las ventajas de los procesos de automatización y la aplicación de la inteligencia artificial deben llegar también a los trabajadores. No podemos tener la misma jornada laboral que se aprobó hace 40 años y que las mejoras de productividad solo reviertan en el empresariado”, argumenta Pérez.
La jornada efectiva de trabajo en las jornadas completas apenas sobrepasa las 33 horas; en las parciales, las 18. Y, en su conjunto, la jornada pactada no llega a las 35 horas. “Muchos convenios ya regulan por debajo de las 40 horas y crecen, mes tras mes, los contratos a tiempo parcial. En un contexto así, la reducción legal de la jornada de trabajo servirá para poner sobre papel una realidad; y para que, en otros sectores, donde abundan las jornadas parciales, suban el número de horas de estos contratos y su retribución”, explica Joaquín Pérez.
Las jornadas parciales se dan en los sectores más precarizados. Por ello, no solo están cobrando menos por hacer menos jornada, sino que cada una de sus horas vale menos que las de una jornada completa. En concreto, 6 euros menos, 12 frente a 18. “El salario por hora subirá al rebajar la jornada completa y mantener el sueldo. Esto revertirá directamente en los trabajadores más pobres, los que trabajan unas horas en sectores ya de por sí mal pagados. Y, especialmente, revertirá en las mujeres, las reinas sin corona de la jornada parcial”, reivindica el secretario general de USO.
Subida salarial reparatoria
Hay efectivamente unos sectores y trabajadores más golpeados que otros. Sin embargo, la pérdida salarial acumulada con respecto a la inflación en los años de covid y posteriores es una deuda general.
En 2022, la OCDE situó a España a la pérdida de poder adquisitivo de salarios con respecto al IPC: 5,3 %. A eso se acumula, a mitad de este año, otro retroceso del 1,2 %. Aún sin cerrar precisamente este 2023, el Banco de España estima que hemos perdido en lo que va de siglo XXI casi un 11 % de nuestro poder de compra con los salarios.
“España ha hecho grandes avances en cuanto a SMI en los últimos años, es innegable. Y una de las mejores políticas con efecto directo en los trabajadores, en los peor pagados. Pero aún no estamos en las cifras que nos recomienda Europa. El SMI debe ser dos tercios del salario medio, y para ello debe sobrepasar los 1.200 euros. Y no, subir el SMI no destruye empleo. No lo dice USO, no lo inventamos los sindicatos, lo acaba de refrendar en el Colegio de Economistas una organización con las grandes empresas españolas como patronas como es Fedea. Por lo tanto, sí, el SMI debe subir. Quizá en dos tramos anuales hasta los 1.250 euros, pero debe subir. Porque subirán los salarios más bajos y tirará de las categorías inmediatamente superiores”, razona Joaquín Pérez.
La otra pata de los salarios debe ser volver a darle valor a la negociación colectiva. “En USO estamos especialmente satisfechos de que la anterior reforma laboral eliminara el concepto de ultraactividad, tal y como USO ganó en los tribunales. Pero la fuerza de los convenios colectivos seguirá debilitada mientras se facilite la inaplicación de estos sin siquiera haber incurrido en pérdidas”, reivindica el secretario general de USO.
Las deudas de la reforma laboral de 2021
La reforma laboral dejó demasiados asuntos sin tocar, como el despido, e hizo surgir otros problemas. Por ejemplo, el fijo discontinuo, un contrato relacionado con la estabilidad en sectores estacionales, ha sido pervertido por la última reforma y ha pasado a ser el heredero de todos los contratos temporales injustificados anteriores.
Por ello, “el contrato de fijo discontinuo debe regularse y blindarse para que su uso sea causal, no picaresco. Para que responda a necesidades de sectores que solo trabajan en equis meses y para que trabajadores que hacen esa temporada sepan que vuelven al año siguiente. No es el nuevo contrato para bolos de días y semanas, de cuatro altas y bajas al mes”, denuncia Joaquín Pérez.
Y, en cuanto al despido, “ha sido el gran olvidado de la norma. Se han ido consolidando las pérdidas de derechos de las anteriores reformas y la última no hizo nada por recuperarlos. La legislación laboral española debe cumplir con la Carta Social Europea y seguir el Convenio 158 de la OIT. Además de garantista en la propia naturaleza del despido y sus causas, también pondera la reparación adecuada ante los despidos improcedentes. Es hora de eliminar la rebaja a 20 días y endurecer y encarecer el despido”, pide el secretario general de USO.
No obstante, remarca que “más allá de que se diga 33, 38, 80 días… hay que reforzar la Inspección de Trabajo para investigar también el sospechoso aumento de bajas voluntarias en los últimos dos años, los contratos de menos de una semana y las abultadas rotaciones. Para todas estas prácticas, que aumente la indemnización por despido no es disuasorio. Imaginad la diferencia de indemnización por finalizar un contrato a los 5 días”.
Cambios productivos
Pero, si hay sin duda una gran política pendiente en nuestro país es el debate sobre el propio sistema productivo. “Nos faltan esas políticas de Estado, a largo plazo, con amplio respaldo parlamentario, que cambien el panorama laboral a la larga. Eso pasa por el fomento de la industria, el desarrollo tecnológico y digital, la investigación científico-técnica… seguimos siendo un país de servicios, pero unos servicios mal pagados y con bajo valor añadido”, lamenta Joaquín Pérez.
También en cuanto al plano productivo y empresarial, recuerda que en la pasada legislatura “no se cumplió con el compromiso de sacar adelante una ley de diligencia debida para proteger los derechos humanos y la sostenibilidad en las actividades transnacionales. Ya varios países europeos cuentan con ella y deberíamos estar a la cabeza de esas políticas que en poco tiempo serán directiva”.
Ni una palabra de legislación sindical
Si la jornada laboral actual tiene 40 años, poco le falta a la ley que regula la actividad sindical. Tanto la Ley Orgánica de Libertad Sindical como sus efectos en el Estatuto de los Trabajadores mantienen un bisindicalismo “ineficaz, excluyente y dañino”, resume el secretario general de USO.
“Que es ineficaz es fácil de deducir. Todas las propuestas laborales emanan de un acuerdo político, no de la mesa de Diálogo Social. Allí se escenifica y se hacen fotos, pero el acuerdo llega masticado desde afuera”, refuerza Joaquín Pérez.
“Y que es excluyente y trata de cercenar la pluralidad sindical se ve no únicamente en esas mesas bisindicales, sino en el intento de echar a otros sindicatos de representación significativa, como la USO, de cualquier foro donde se trata de dar soluciones a los trabajadores. Que el nuevo Gobierno, sea el que sea finalmente, no se olvide de modernizar la legislación sindical, porque es una pata más de la legislación laboral y la que nos permite luchar por que esta mejore cada día”, concluye el secretario general de USO.
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