La USO sigue trabajando por el empoderamiento de las mujeres que trabajan como empleadas de hogar, apoyando sus reivindicaciones y defendiendo sus derechos, y en el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar volverá a estar a su lado en su lucha por dignificar y conseguir los mismos derechos que el resto de sectores.
Continuamos reclamando la equiparación de las condiciones y derechos laborales del colectivo de empleadas domésticas, promoviendo la ratificación del Convenio nº 189 y su Recomendación nº 201, adoptados en 2011 por la OIT.
Las Trabajadoras del Hogar constituyen una de las fuerzas de trabajo más grande del mundo y al mismo tiempo con mayor vulnerabilidad. El mercado de trabajo informal en el que se encuadra esta actividad hace que siga sin tener los mismos derechos que el resto de empleos y, su alta feminización hace que el valor de sus tareas sea menor que otros trabajos similares realizados por hombres. Los hombres en este sector suelen realizar tareas que suelen estar mejor consideradas que las tareas de cuidado y domésticas que realizan las mujeres empleadas de hogar.
En 2018 se cumplirán 10 años desde la celebración del 1º Congreso Latinoamericano de Trabajadoras del Hogar, celebrado en Bogotá (Colombia), que trató de visibilizar lo invisible, un trabajo que realizan en el mundo cerca de 67 millones de personas, de las cuales más del 80% son mujeres. Cerca del 90% del empleo doméstico se encuentra sin ningún tipo de cobertura social, según la OIT.
Las trabajadoras internas, que suelen venir de otros países, son las más expuestas a la explotación, ya que son las que tienen más necesidades y carencias. Abusos sobre todo de salario, de jornada, de descansos, en algunos casos son “un H24” añadiendo a su situación la posibilidad de despido sin ningún tipo de explicación. Estas situaciones son incluso permitidas por la norma, a pesar de las últimas modificaciones, pero se siguen autorizando las horas de presencia, el desistimiento como causa de finalización del contrato y salarios no mejorados por convenio colectivo.
La falta de respaldo sindical debe cambiar, la USO debe estar ahí, al lado de las trabajadoras que son las que realmente saben lo que necesitan y manifestándose junto a ellas en sus reivindicaciones.
La OIT ha publicado recientemente la guía “La inspección del trabajo y otros mecanismos de cumplimiento en el sector del trabajo domestico” que trata de proporcionar a los organismos gubernamentales, incluidas las inspecciones y otras instituciones encargadas de la aplicación la legislación laboral, así como a los interlocutores sociales y, de forma general, a las trabajadoras y trabajadores domésticos y sus empleadores/as, una perspectiva general de:
- el marco de la OIT sobre los derechos de los trabajadores domésticos;
- los problemas actuales para la efectiva aplicación de la legislación laboral relativa a los trabajadores domésticos;
- medidas que facilitan el cumplimiento;
- sistemas actuales de inspección del trabajo y otros métodos existentes relativos al trabajo doméstico, con el objeto de subrayar tanto las carencias observadas como las buenas prácticas.
Según la OIT, “los mecanismos de puesta en práctica y, en concreto, las inspecciones del trabajo están en gran parte influenciados por las características específicas del sector y por los inconvenientes inherentes a la invisibilidad de la mayoría de los acuerdos laborales. El hecho de que el trabajo se realice en hogares particulares dificulta la obtención de la información necesaria para el desarrollo estratégico y las medidas operacionales y, en concreto, para los métodos de trabajo basados en las visitas de inspección.”
El 30% del trabajo doméstico no cotiza a la Seguridad Social, y se encuentra en un Sistema Especial dentro del Régimen General que sigue sin cotizar por desempleo. Si tenemos en cuenta los datos del Instituto Nacional de Estadística del número de hogares que cuentan con una empleada de hogar (un 14,4% de los 17,1 millones de hogares) y los datos de afiliación (425.975 afiliados al Sistema Especial de Hogar en febrero de 2017), la cifra de economía sumergida se estima que alcanzaría el 70%.
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