La OCDE ha recortado la previsión de crecimiento del PIB español para este año (al 2,6%) y el siguiente (al 2,2%), y ha instado a España a trabajar para reducir la precariedad en el empleo.
El PIB real ha crecido en los tres últimos años en torno a un 3%, por encima de la mayoría de las economías de la zona euro. Sin embargo, ahora se ha anunciado un recorte en las previsiones para este año, que nos demuestra que seguiremos creciendo, pero a menor ritmo. A pesar de esa ralentización económica, la OCDE considera que el desempleo continuará descendiendo, pero insta a que se luche contra el abuso de los contratos temporales.
En este sentido, Joaquín Pérez, secretario general de USO, considera que “no estando de acuerdo con varios aspectos del informe, que intenta justificar como positivas algunas de las políticas aplicadas en nuestro país, la USO coincide en la necesidad de mejorar la calidad del empleo como máxima imprescindible. Las recetas aplicadas durante estos últimos años de reformas estructurales, de mejorar los números del empleo devaluando su calidad, de apostar por la mejora de la competitividad a toda costa, junto a las favorables condiciones exteriores y financieras, sí se han reflejado en los datos macro, pero no han llegado a los ciudadanos ni a las familias, y resulta sorprendente, sin embargo, lo rápido que se trasladan las turbulencias económicas a la mayoría trabajadora cuando los datos son malos”.
Como llevamos tiempo denunciando desde USO, a la baja calidad del empleo, que no ha recuperado el número de horas trabajadas previo a la crisis, se le suman el incremento de las desigualdades; el escaso aumento de los salarios, que lastra el consumo interno; y la falta de políticas de estímulo a la innovación del tejido empresarial para hacer posible un cambio paulatino del modelo productivo. “Lo realmente alarmante es que no hay un plan a medio y largo plazo para revertir la situación, dejando al mercado laboral sobreexpuesto a cualquier vaivén económico”, destaca Pérez.
Los riesgos de las previsiones son preocupantes, especialmente por la desaceleración del comercio exterior y la incertidumbre de los mercados internacionales, que podrían afectar a las exportaciones; por una deuda pública que sigue en un elevado 98% del PIB; y por los datos respecto a la tasa de dependencia de la tercera edad, que será de más del doble en 30 años. Todo ello, junto al actual incremento de las desigualdades; la recaudación de ingresos fiscales, que ha perdido equidad; y la propia composición del tejido empresarial de nuestro país, hacen más que nunca necesaria una reacción urgente desde la UE.
Desde USO, instamos a que se incrementen y mantengan los Fondos Estructurales y de Cohesión, y que estos sean distribuidos teniendo en cuenta la calidad del empleo; un mantenimiento de los tipos de interés bajos y la mutualización de ciertas acciones políticas, como las emisiones de deuda; un incremento generalizado de los salarios por encima del IPC; un blindaje de las pensiones para que se financiaran también con impuestos y no solo con cotizaciones sociales; junto a la lucha decidida, de una vez por todas, contra la especulación financiera y los paraísos fiscales, que seguimos sin tener resuelta, entre otras cuestiones.
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